Pero en el género breve, a pesar de no ser el único, hay un nombre que puede ubicarse fácilmente: Antón Chéjov.
Paul Viejo, cuando se dio a la tarea, hasta este momento no finalizada, de reunir la producción cuentística de Chéjov, nos deja el dato de que escribió, en una vida que no llegó a los 50 años, más de 600 cuentos.
Y es que, médico de profesión y por vocación, tenía días de 48 horas. Mientras estudiaba, cuando era joven, escribía durante las noches para que los periódicos publicaran sus narraciones y así poder mantener a su familia. Dícese de él que llegó a escribir un cuento por semana, ritmo parecido al del poema diario que Neruda solía hacer en su tiempo.
Aunque también es famoso por su producción dramática, es en los cuentos donde, por su brevedad y economía, mejor brilla el autor.
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Como se vuelve tradición, tomamos el cuento de Ciudad Seva.